Los hospitales son los lugares más tristes de la tierra.
Son paredes donde la soledad se amontona
Con la misma esperanza de los cuerpos
Abandonados en una trinchera.
Vivir es un simulacro.
Los recuerdos se van fermentando
Hasta convertirse en rocas
Cansadas de ser arrastradas
Por un rio que nunca termina de llegar al mar.
Ancianos con más edad que Dios
Vienen a consulta
Para que sus pulmones resistan
Los cinco grados que habrá en este invierno.
Mujeres embarazadas traen en su vientre
Al último habitante que poblará estas calles
Donde el olvido es un contrabandista
Oculto entre los cajeros automáticos
O las pantallas publicitarias.
Soy un forastero.
Camino con miedo a la locura.
Por mis venas corren fantasmas
De yukio mishima, sylvia plath, Ernest hemingway o virginia woolf.
Estoy resignado a la enfermedad de las palabras.
No hay hospital donde puedan curarla.
¡Alma, que en vano quisiste ser más joven cada día, arranca tu flor, la humilde flor de la melancolía!
martes, 12 de abril de 2016
PANDEMIA
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